La educación de los hijos
Luis Martín Santos, neuropsiquiatra eminente y autor de una de las mejores novelas del siglo XX escritas en español, Tiempo de silencio, escribió una serie de apólogos publicados en 1970, después de su muerte. Entre ellos figura uno titulado “La educación de los hijos”.
No comprendo los quebraderos de cabeza con que se atormentan los teóricos de la pedagogía, ni las graves preocupaciones por que se dejan dominar tantos sesudos padres de familia en torno a las dificultades que, según ellos, presenta la educación de los hijos. En cuanto a mí, tengo la cuestión definitivamente resuelta. Y no sólo en el plano de la teoría, sino, lo que es más importante, en la práctica de cada día. Cuando un hijo corre desaforadamente por el pasillo de la casa, le digo “no corras”; cuando salta por encima de los muebles de mi despacho, le digo “no saltes”, cuando me abruma con preguntas ininterrumpidas y con gestos de monito sabio le ordeno “no mares”. De este modo crecen al mismo tiempo su amor y su respeto y su carácter se modela armoniosamente sin esfuerzo.